Capitulo
dos
El
frío hace que todos los hermanos de Wendy, incluida ella, no tengan ganas de ir
al colegio. Pero el señor y la señora Darling, los despiertan a las siete de la
mañana, como siempre, a gritos. Wendy odia que la despierten de esa manera, así
que lo que hace es levantarse antes de empezar a escuchar gritos. Se viste con
el uniforme de el colegio, coge su mochila y el libro de Historia y baja las
escaleras hacia la cocina, donde solo esta Nana, el perro niñera.
-Buenos
días Nana. –Ella le hace una caricia sobre la cabeza, a lo que Nana le responde
lamiendo su mano, en señal de afecto.
Mientras
ella desayuna, todos los niños bajan las escaleras, ya vestidos y con hambre.
Todo el silencio y toda la tranquilidad que había en esa habitación se ha
esfumado. Wendy se acaba el desayuno ya que sabe que si no terminará llena de
galleta por el pelo y de leche en el uniforme. Sus hermanos son así, todo es un
juego, y ella empieza a cansarse.
-Yo
me marcho. –Les dice a su familia. –Me voy antes, tengo examen de Historia y
quiero repasar por el camino.
-Wendy, -le dice su padre, cogiéndola del brazo para impedir que se vaya. –No quiero que vayas sola estudiando, hay nieve y puedes resbalar fácilmente. Ves a casa de Liam, y ves con él, ¿no vais a la misma clase?
-Sí papá, pero puedo ir sola, ¡no necesito ir con el vecino! –Se niega Wendy. ¿Quién querría ir con un chico que día a día le está repitiendo lo guapa que es y la suerte que tiene de tenerla como amiga? Liam no es feo, -Piensa ella. –Pero no estoy enamorada de él, a mi solo me importa Peter…
-Wendy, -le dice su padre, cogiéndola del brazo para impedir que se vaya. –No quiero que vayas sola estudiando, hay nieve y puedes resbalar fácilmente. Ves a casa de Liam, y ves con él, ¿no vais a la misma clase?
-Sí papá, pero puedo ir sola, ¡no necesito ir con el vecino! –Se niega Wendy. ¿Quién querría ir con un chico que día a día le está repitiendo lo guapa que es y la suerte que tiene de tenerla como amiga? Liam no es feo, -Piensa ella. –Pero no estoy enamorada de él, a mi solo me importa Peter…
Pero
al final su padre la obliga. Wendy y Liam van hacía el colegio caminando
mientras ella intenta memorizar la parte del temario que le falta. Él la mira
cada dos por tres, y cada vez que la mira sonríe, Wendy se pone nerviosa pero
intenta concentrarse. Llegan al colegio y Wendy se reúne con una amiga suya,
despidiéndose de Liam y dándole las gracias a su amiga por haber estado ahí, no
soportaba estar más con su vecino.
-Parece
que el examen de Historia me a salido bastante bien… -Comenta Wendy a su
familia mientras comen. Comentan como le ha ido a cada uno su jornada de
trabajo.
-¿Has respondido todas las preguntas? –Le pregunta su padre. El señor Darling siempre a sido bastante duro en el tema de los estudios con sus hijos, quiere que pongan todo su esfuerzo.
-Claro papá, siempre intento responderlas todas. –Responde su hija, volviendo a mentir. Se a dejado tres, las de el descubrimiento de América.
-¿Has respondido todas las preguntas? –Le pregunta su padre. El señor Darling siempre a sido bastante duro en el tema de los estudios con sus hijos, quiere que pongan todo su esfuerzo.
-Claro papá, siempre intento responderlas todas. –Responde su hija, volviendo a mentir. Se a dejado tres, las de el descubrimiento de América.
Terminan
de comer y Wendy se levanta de la mesa para dirigirse a su habitación. Pero su
madre la llama. Wendy se aproxima a su madre.
-¿Que pasa, mamá? –Pregunta ella ya a su lado.
-Cariño, sé que tu padre te lo ha preguntado muchas veces y tú no le has dado una respuesta concreta pero me gustaría saber donde fuisteis aquella noche.
-¿Que pasa, mamá? –Pregunta ella ya a su lado.
-Cariño, sé que tu padre te lo ha preguntado muchas veces y tú no le has dado una respuesta concreta pero me gustaría saber donde fuisteis aquella noche.
Se
refiere a la noche que pasaron John, Michel y Wendy en el País de Nunca Jamás.
Cuando Peter y Campanilla aparecieron en su habitación porque Peter había
perdido su sombra. Wendy, al oír esa pregunta por parte de su madre, se
entristece. Por un momento que había podido olvidar a Peter y a todos los
momentos en el País de Nunca Jamás… Su madre se lo ha vuelto a recordar.
-Mamá…
No quiero hablar sobre ello.
-Pero, ¿por qué no, Wendy? –Pregunta su madre, insistiendo. –A pasado más de un año… ¿Tú sabes lo preocupados que estábamos todos aquella noche? ¿Y de donde aparecieron Los niños perdidos? –Sigue preguntando su madre. Toda la familia mira mientras escuchan la conversación que madre e hija mantienen.
-¡Mamá, basta! –Chilla Wendy. – ¡Sé que si te digo donde fuimos no me creerás!
-Al menos dime por qué os fuisteis… -Le pide su padre.
-¡Fuimos a vivir una aventura! –Chilla Michel.
-¿Una aventura? –Su madre pregunta mientras mira a Wendy sorprendida.
-Pero, ¿por qué no, Wendy? –Pregunta su madre, insistiendo. –A pasado más de un año… ¿Tú sabes lo preocupados que estábamos todos aquella noche? ¿Y de donde aparecieron Los niños perdidos? –Sigue preguntando su madre. Toda la familia mira mientras escuchan la conversación que madre e hija mantienen.
-¡Mamá, basta! –Chilla Wendy. – ¡Sé que si te digo donde fuimos no me creerás!
-Al menos dime por qué os fuisteis… -Le pide su padre.
-¡Fuimos a vivir una aventura! –Chilla Michel.
-¿Una aventura? –Su madre pregunta mientras mira a Wendy sorprendida.
Pero
en ese momento, una luz entra en el salón. Se mueve rápidamente, haciendo que
toda la familia siga el camino que aquella especie de luz va haciendo mientras
vuela por la habitación. Wendy sonríe, sabe quién es, sabe que también tiene
que estar él. Los niños perdidos están sorprendidos, pero a la vez contentos. Sus
padres alucinan y cuando van a seguir hablando con Wendy, se dan cuenta de que
no está.
Wendy
llega a la habitación de sus hermanos, agotada de subir las escaleras
corriendo. Mira a un lado y a otro, pero no lo ve. ¿Y si solo ha venido
Campanilla? Mira por las camas, en el techo, en algún armario, pero nada, no
hay nadie. Se aproxima a la ventana y saca la cabeza por ella, solo siente el
frío, el aire frío en su cara y la nieve que cae a poco a poco. Aunque, en ese
momento, escucha como alguien le habla. Es Peter.
-Wendy…
¿Qué buscas? –Ella se gira rápidamente, sabe quien acaba de hablarle. Le mira,
no le salen las palabras.
-Peter…
-El mismo. –Dice sonriente.
-¿Pero que haces aquí? –Consigue decirle Wendy.
-Me he cansado de vivir aventuras.
-¿Cómo? –Pregunta sorprendida.
-Quiero vivir la última aventura.
-¿Conmigo? –Pregunta Wendy, algo alucinada.
-Eres la única con la que puedo vivirla…
-¿Y que aventura es esa?
-Crecer.
-Peter…
-El mismo. –Dice sonriente.
-¿Pero que haces aquí? –Consigue decirle Wendy.
-Me he cansado de vivir aventuras.
-¿Cómo? –Pregunta sorprendida.
-Quiero vivir la última aventura.
-¿Conmigo? –Pregunta Wendy, algo alucinada.
-Eres la única con la que puedo vivirla…
-¿Y que aventura es esa?
-Crecer.